¿Tu hijo adolescente tiene la uña larga?
Hay ocasiones es que, aún sin tener
necesidades económicas apremiantes, algunos adolescentes toman lo que no les
pertenece y, peor aún, se habitúan a hacerlo.
¿A qué se debe esto y cómo podemos
enfrentar esta situación? En primer lugar, hay que tomar en cuenta que no hay
una sola causa para este tipo de conducta; en realidad, son muchos los factores
que pueden llevar a un adolescente al mal camino.
Entre estos factores se encuentran:
- Situación económica con severas
carencias.
- Conflictos emocionales o psicológicos,
como por ejemplo, falta de cariño.
- Sentimientos de vacío debido a un hecho
traumático o a un entorno en el que se le ha brindado poca atención.
- Entorno conflictivo en la familia o en la
escuela.
- La influencia de malas compañías.
Si observamos, de todas las anteriores,
sólo la primera causa se refiere a cuestiones materiales y económicas; el resto
se relaciona con un entorno emocional y psicológico inadecuado para el buen
crecimiento del adolescente, que toma lo que no es suyo para llenar ese vacío,
para más tarde descubrir que no fue suficiente, y reincide.
Es muy probable que el chico o chica esté
intentando llamar la atención que no tiene de sus progenitores, maestros o
amigos; incluso es posible que busque la aprobación de éstos últimos mediante
la transgresión de la norma. En el fondo, es necesidad de ser reconocido y
aprobado, necesidad que no es satisfecha en su entorno familiar.
¿Cómo
evitarlo?
Pues lógico: Si el niño es pobre, muy
pobre, y roba, no podremos sacarlo de su situación económica con simples
consejos, pero sí podemos comenzar a brindarle atención, preocuparnos por sus
necesidades, sentimientos, ideas. La misma receta aplica para los otros casos.
No hagas como que nada sucedió; esto es un
error que muchos padres cometen, y con ello se están negando a aceptar la
realidad. Lo mejor es explicarle lo que está bien y lo que está mal, mostrarse
comprensivos pero firmes, y predicar con el ejemplo.
Muestra interés genuino por lo que siente
tu hijo, lo que hace, sus aficiones. Procura encausarlo a actividades
constructivas, como la lectura, el arte o el deporte, y si puedes, comparte
estas cosas con él o ella de vez en cuando.
Enséñale que toda acción tiene una
consecuencia y hazle ver la importancia de encarar la situación, hacerse
responsable y admitir cuando comete un error. Lo más importante es que no sólo
le enseñes con palabras, sino con hechos y conductas que pongan el buen
ejemplo.